6.14.2014

No lo leas.

Entre sábanas y mal humor me encontré a mi misma escuchando música de él; vos no ayudas, siento como con cada segundo que pasa nos apagamos más, como día a día los arboles se quedan vacíos en otoño y el viento remueve toda evidencia de lo que alguna vez fue vida. Hace mucho que no dejo a mi cabeza fluir entre mis dedos y vos sentís que esto es agua y abriste las manos. La culpa fue tan tuya como mía y nacieron en la punta mi lengua las ganas de pagarte con la misma moneda, pero termine enredándome entre lineas, tapones y cintas de papel. No quiero dejar de sentirte como sentís la temperatura variar cuando se pone el sol y el cielo es tan violeta como mi pañuelo. No recuerdo como explicarlo y vos te olvidaste de mi y me diste por asegurada, cuando en realidad todo es relativo. Y de repente se me cruza él por la cabeza, y me cosquillea la comisura de la boca provocando una sonrisa. Me volví a perder y en el vaivén me olvidé cuando fue la última vez que vos me desnudaste el alma y la hiciste bailar alrededor tuyo. Tengo miedo, como cuando era chiquita y apagaban todas las luces y me sentía indefensa y desprotegida y la noche me envolvía, y ahora te extraño y estoy cansada de extrañarte, a vos y a tus mambos. Estoy cansada de como la vida es una ola y te lleva por delante y te revuelve y te sofoca y te deja en bolas. Y ahora vuelvo a pensar en tu opuesto y en como no se como explicar lo que hoy mi cabeza quiere sentir, y el es el pucho de mi vida. No logro encontrarme, ni encontrarte, ni encontrarlo. Te quiero acá para escupirte todo este enredo de cables en la cara y me ayudes a formar una linea recta; me incomoda esperar y esperar y esperar y hace dos años que espero y todavía no sé que es lo que espero. Reencuadre mi cabeza y quiero lograr hacer mi vida más sencilla y la incertidumbre de lo que va a pasar me consume como seda de porro mal armado. me acuesto en la cama a mirar el techo y concuerdo con Plath, me siento como el ojo de un huracán, me ahogo adentro de una licuadora llena de emociones propias y ajenas, y lo único que puedo hacer, es esperar que salga todo bien; porque al fin y al cabo, nuestros átomos no se van a dejar de buscar nunca.