Sentada en el banco donde las cosas cambiaron.
Sentada en el banco
Mirando la pantalla
Astillada de verte mojar los pies
En el río que atraviesa
Esta tierra que nos encuentra
Y reencuentra
Siempre con algún raspón mas
Que la primera
Y la última vez.
Todo siempre es mucho
Al lado mío.
Al lado mío
Siempre todo es mas
Efímero, pero igual de tangible.
Mis pies quieren correr,
Correr a vos
Y enterrarse en tu piel.
No fue premeditado,
Ni planeado;
Pero igual te manifesté.
Los mismos hilos que hilvanaste se enhebran
Y perforan
La pantalla astillada.
Todo se rompe desde que estoy con vos.
Todo se pierde desde que estoy con vos.
Quizá es la señal mas clara de todas.
Quizá es la única que importa.
Quizá es la única que decido ignorar.
Porque un poco todo esto es así:
Es despertarse, desayunar, estirarse, y
Enamorarse.
Enamorarse de vivir y de que siempre hay mas.
Nunca podría haber menos.
Mentiría si dijera que no,
Que no paso mis días, mis mates, mis puchos,
Esperando que el viento
Te arrastre hasta mis uñas.
A veces no sé,
Si es real
O son mis ganas:
Todas estas ganas
De compartirme,
De nutrirme,
De exponerme.
Todas estas ganas de
Que te compartas, de
Que te nutras, de
Que te expongas.
Es parte de mi plenitud,
Entender todo esto que nunca se dice,
Todo esto que siempre se esconde.
Me paso los días, los meses, y los años,
Sin la necesidad de escuchar palabra alguna;
Ni una sola.
La energía grita.
Quizá soy yo enmascarando
Dolores y situaciones.
Y mi lista de canciones que me arranca
Pedacitos de cordura;
Revolviéndose en el aire van
De acá para allá,
De un océano a otro,
De un niño a otro,
Todos perdidos en su propia fé:
En su propio océano de lágrimas mudas.
¿Serán como las mías?
Será que si:
Que ahogan y enmascaran
Y yo solo quiero gritar:
“Sacate esa careta,
No ves la realidad”.
Es que no ves que estoy acá,
Como aquella vez,
En este mismo banco
Que nos empapó
El cuerpo y la mirada
Que me clavás.
La mirada que me clavás
Como yo me clavo mis propias uñas
Y la lluvia que sonroja.
Pero hoy no tengo vuelta atrás:
Desenmascaré las cáscaras
De todas las naranjas que te quiero pelar
Sentada en este banco
O sentada en tu cabeza,
En el medio de ambos lados,
En el medio de ese río
Que nos une y nos separa.
Doy una vuelta
Y ahora estoy del otro lado,
En ese lado que es tuyo
Y de todos estos pelos
Que ocupan el terreno
Repleto de romeros.
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Es un pequeño punto y aparte;
Volando entre todo lo que no dije antes,
Planeando entre todo lo que no quiero callarme.
Es como aquella vez que escribí
Sobre encontrar en tú nariz
Y debajo de la ropa
La valentía necesaria
Para afrontar con mucha honra
Todo esto que me pasa
Y todo esto que me empacha:
Las palabras masticadas,
Hechas una pasta
Dando revancha
Al límite auto impuesto
De todo el miedo ajeno
A declararme en cuerpo
Y alma a todo esto.
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Maravilloso como espejo roto:
En cada grieta hay un mundo
Repleto de nudos,
Que exige no ser nulo.
Maravilloso como una playa desierta
En el medio de una huerta
Donde vos cortás el pasto
Y yo coso palabras
Para crear una gran manta
Que nos cubra la cabeza,
Así todo esta hierba
Que vuela y revienta
Con mucha clemencia
Todo lo ajeno,
Y poco sereno
Que se cuela con el viento
Por entre los cercos.
Una gran manta
Que nos cubra la cabeza
Y descubra todas esas ganas
Que se esconden detrás de las miradas.
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De a poco me voy quedando sin luz,
Y no logro descifrar si es una
Anomalía, o simplemente parte de la vida.
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Quizá ahora no se tiene que dar,
Pero me cuidas igual
Y yo solo quiero respirar
Todo el aire que exhalás.
Quiero ser ese mismo aire
Y acariciarte las entrañas, y
Agarrar tu corazón entre mis manos
Y llenarlo de curitas
Con estampas de caritas.
Quiero trepar por entre tus vértebras
Y llegar hasta la médula.
Quiero aferrarme para que no me sueltes.
Quiero anclarme en tu garganta.
Quiero atarme a tus pies
Y acompañarte a donde vayas:
Quiero mucho de todo
A dentro y fuera tuyo,
En forma de palabras,
Caricias,
Y miradas.
Quiero un ratito de vida
Para experimentar tus rodillas