El cuerpo exuda
Organismos no propios,
Drenajes emocionales,
Ancestrales,
Repletos de duelos.
El cuerpo exige y demanda
Una cama
O un suelo en el que yacer.
Sin embargo voy:
Soy El Sol.
Al llegar me recibe tu mirada lunática,
Tus manos enchastradas
<De que cada ser
Que no lográs soltar>
De todo aquello
Que no podés dejar atrás.
Me recibe tu calor: un fuego;
El Sol.
Sincronismos que son mixtos,
Y besos que son lindos,
Pero ahora tengo frío
Y también vos,
Pero a destiempo.
Una luna de aire
Sobre nuestras cabezas,
Música caliente
En nuestros oidos,
Y tragos largos
Que no calman nada
De abren paso por nuestras gargantas.
Podría acostumbrarme a esto:
Cruzar fronteras
Y darmela en la pera
Anclada a tu cintura,
Sentada en una silla
Que termina en tu cocina.
Podría acostumbrarme
A enseñarte rituales;
A escuchar sobre tu vida
Arriba de un monte,
O arriba de tu coche.
Podría acostumbrarme
A perder aros, anillos, o pulseras,
Tuyas, mías, nuestras.
Podría acostumbrarme
A compartir lo que venga
Cubierta de moretones
De pies a cabeza.
Podría acostumbrarme
A compartirte con quien quieras,
Porque se siente real
E incondicional;
Ya sabemos que no es casual,
Algo habrá que trabajar.
Podría acostumbrarme
A ser lunática al lado tuyo;
A fomentar tu locura y
Enseñarte sobre flexibilidad;
Hacer comunidad de a dos,
O de a tres, o de a muchos más también.
Podría acostumbrarme
A tu sonrisa mañanera,
A tus ojos achinados
Mezclados con tabaco.
Que me enseñes a ser Río,
Y yo sobre el frío
Que te cala hasta los huesos
Cuando es profundo el beso.
Podría acostumbrarme
A ver el mundo desde otro punto,
Uno más político
Pero seguro igual de rico.
Podría acostumbrarme
A que no me busques nada
Pero que cada tanto,
De manera verborrágica,
Te salga desde las entrañas
Que toda esta magia
Es premeditada;
Que la eligió el Alma
Mucho antes de ser maga.