Apareciste encausado como el Nilo mismo, pajaritos cantando tu llegada, resonando en todo el sur. Pero acá te recibe una pluma negra, incluso cuando el amarillo es lo que buscás; es que no podés soltar, estás un poco acá y un poco allá. Y yo no sé por qué lo busco, pero voy igual: saltando entre las cuestas, y los charcos, y los días. Hay magia en el aire y el sonido es tan importante como caminar. ¿Te querés meter al mar? Desde los hilos que hilvanás y las plantas que esquivás… te espero en cuclillas con un aro menos. Los dos perdimos algo, ¿será que nos aferramos? Al pasado, ó al engaño mismo que silenciosamente nos agarra a cuatro manos las entrañas. Yo te quiero a abrazos, y a raspones. Sangre coagulada en cada codo y el abrigo de la noche que no supimos ser. ¿Podremos aprender?, ¿queremos aprender? Jugar a no sentir nada ya no te permite ganar nada, porque el tiempo pasa, y ahora hay otras ganas y otras mañas, y muchas más cosas claras. Vos por allá, yo por acá; y un poco al revés también es divertido. Congeniar entre cañas, y montañas, y torres de sonido; pero te enojás cuando yo salgo corriendo y yo actúo desde el miedo. La incertidumbre que no logra ser costumbre, incluso cuando es todo lo real; pero real es esta lluvia que solo moja y acongoja. Real es verte y tener ganas. Real es que me beses cuando bailo. Real es que me busques y me perdones, y que yo te quiera salvar con todos mis dones.