Mostrando las entradas con la etiqueta Cuentos Cortos. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cuentos Cortos. Mostrar todas las entradas

11.29.2022

Dilataciones abismales.

 Escucho un auto frenar mientras se ilumina la pantalla de mi celular con un 'ding'; un mensaje tuyo.

-Hola vos, estás en tu casa?

Cuando mi corazon deja de palpitar y tratar de escaparse de mi cuerpo por la garganta, abro el mensaje. Estás en linea. Trago para aplacar los latidos y te respondo:

-Hola vos, si. Por?

No pasa ni medio minuto que vibra en mis manos y puedo leer:

-Bajá.

Si todavia no me hice pis encima, freno en seco en el espejo. Pupilas dilatas, sonrisa abismal. 

-Dame 2 minutos.

Dejo el celular a un costado mientras corro despavoridamente tratando de acordarme qué es lo que se suele guardar dentro de una cartera. Agarro el cepillo de dientes, le pongo pasta a medias y me lo mando adentro de la boca mientras corro a buscar un par de zapatos. En el camino, recolecto cosas que probablemente no necesite en la inmediatez, ni tampoco después, y las voy tirando adentro de la cartera. Corro al bano, escupo la pasta. Levanto la cabeza y me encuentro con mi propio reflejo. Pupilas dilatas, sonrisa abismal. Y adentro de mi estomago miles de mariposas revuelven el caos, tanto que todo pareciera acomodarse dónde debería de haber estado en primer lugar. Saludo a la gata, me hecho perfume y encaro la puerta. 

Antes de bajar la escalera, respiro profundamente. Una vez, dos veces. Y empiezo a bajar, prestando doble atención a no salir volando y abrir la puerta con dos dientes menos. Los minutos son eternos. Llego a la reja, la abro, salgo y la cierro detrás mio. Me doy media vuelta, y ahí estás.

Apoyado sobre el auto, relajado; tu aura siempre tan cordial. Empiezo a caminar hacia vos. Unos pasos más, y la luz de la calle me permite verte mejor. Pupilas dilatadas, sonrisa abismal.


10.30.2011

Rojo

 Millones de destellos brillantes a su alrededor simulaban estrellas de los colores mas vivos que te podías imaginar, se movían, vibraban, titilaban. Miro a su alrededor buscando alguna cara familiar, algo conocido pero lo inundo el pánico al ver que no reconocía a nadie ni a nada. Su corazón latía frenéticamente y sentía como su vaso se resbalaba por el sudor de las manos. Sentía el bajo en la cabeza, BUM BUM BUM, y le impedía pensar con claridad. No sabía donde estaba, quería salir de ahí, tenía que salir de ahí. Pero no podía, había un peso que no lo dejaba irse, le faltaba algo. Volvió a recorrer el lugar con la vista pero no encontró nada. ¿Qué estaba buscando? No sabia, y el bajo en su cabeza no lo dejaba pensar, y el vaso se resbalaba cada vez mas. De repente algo le llamó la atención… un destello de pelo rojo en la multitud. Eso buscaba, eso necesitaba. Seguila, corre que se va, Le dijo una voz en su cabeza y no lo dudo. Apoyo el vaso en una mesa y empezó a deslizarse atreves de los cientos de cuerpos contorsionándose al ritmo de la música, las caras se transformaban en sus peores miedos a la luz artificial que segundos antes formaban un hermoso universo.  Miro por arriba de las cabezas y lo volvió a ver. Se apuro, llevándose por delante mas de una persona extasiada por el mismo bajo que a el le explotaba los tímpanos. Llego a la parte de atrás del lugar, donde había un pasillo que conducía a los baños o a la salida de emergencia. Se encamino hacia en baño de mujeres y entró al quejido y grito de más de una chica que se arreglaba el maquillaje en el baño ¿no se dan cuenta que parecen payasos?  Se pregunto a si mismo, pero eso no importaba ahora. Ella no estaba ahí, ese pelo tan único vivo y natural no podía estar en ese lugar, su belleza no encajaba en nada de todo eso. Ella era especial y no la podía encontrar. Salió del baño lo más rápido que pudo y se corrió hacia la salida empujando la puerta a su paso. Miro a ambos lados de la calle, estaba lleno de gente, pero ella seguía sin aparecer. Corrió a la esquina y la vio. Trató de gritarle, pero al ver más allá de la esquina se le formó un nudo en la garganta. Un auto avanzaba mas rápido de lo debido por la calle, el conductor definitivamente estaba bajo al influencia de algo, manejaba en zigzag. Ella estaba por cruzar, el auto se acercaba y todo paso demasiado rápido… Gritos, bocinas y sangre que se mezclaba con el pelo rojo ahora sin vida…  Abrió los ojos, agitado y empapado en sudor. Su ritmo cardiaco seguía frenético. Se movió incómodo en la cama y giró la cabeza. Lo que vió hizo que su corazón se calmara y lo invadió una paz absoluta. Era ella, y estaba durmiendo plácidamente. Al lado de el. Y su pelo rojo, tan único vivo y natural, flotaba entre las sábanas acortando el poco espacio que los separaba.
30/10/2011