Llaveros duplicados, marcadores amarillos y pies descalzos caminando sobre alfombres avidriadas.
Si, es todo verdad; pero ¿será verdad que hay cosas que el tiempo no cambia?
La risa resonando entre tornillos y maderas, pero también en las ventanas y las plantas.
El tiempo es una construcción social, o al menos lo es el tiempo lineal.
Las cosas cambian todo el tiempo, todo el día todos los días.
Y todo el día todos los días yo quiero saber de vos y tu lunar y las canas que encontrás.
El verano eterno y descubrir en enero la falta de necesidad de traducir todo lo que digo, la claridad me persigue en un auto rojo lleno de Gardenias.
Pero ojo, no hay que flaquear, hay que hacer hacer hacer.
Hacer al lado tuyo; despertarme y encontrarte del otro lado de la almohada, enredado entre mis sábanas repletas de colores y un corazón en algún lado.
¿Qué te gustaría más, estar acá o estar allá? mientras sea con amor, que sea en cualquier lado.
Tu casa que tiene ruedas y la mía en transición; y después la de corrientes que es un reality de televisión.
Las narrativas de mi pizarrón que rotan constantemente y todas mis plantas que bailan cuando les hablás.
Bendito sea el día que llegaste y te instalaste.
Cicatrices en las manos y cayos en las palmas abiertas que juegan entre sí.
A mis ojos le gustan tus dibujos y a mi cerebro le pica la curiosidad cuando descubre que tus cuadernos y los míos son iguales y mi bolsillo es muy muy grande; tan grande que te podés hacer chiquitito y meterte adentro, junto a todo el amor que te tengo.
No sé bien que hacer con todo eso, por mi llevateló; Llevateló todo y continuá amandome con las manos hasta que te salga con palabras.
Porque ya sabemos sin saber, que solo queremos ser un poco más parecidos que ayer.
Fotos diminutas y fotos reveladas y fotos también enchastradas con tu cara.
Un cacharrito, bien bien chiquitito, pero no tan chiquito como el de borde azul que el universo quizo que vuelvas a explorar. ¿Viste cómo es? El tiempo no es lineal, es cíclico;
y esto es un ciclo que se repite.
Se encuentra, se vive, se muere, y se vuelve a empezar.
Muchas vidas y mucha vida, y temporadas enteras entre el hielo y la luna para averiguar todo eso que se genera internamente, pero no te preocupes, a la oscuridad la iluminamos juntos mientras descubrís que palabra de todas es la que querés decir.
La caligrafía de tu voz que me empapa la mirada y las lágrimas que no hacen justicia comparadas con esta lluvia torrencial que se escurre entre tus brazos y ocupa mi lugar.
Quiero todo con vos, quiero todo con nosotros y quiero todo con la versión que se encarnó cuando entraste por la puerta y me dijiste: "¿Vos quién sos?".
Ya sabías quien era.
Ya sabés quien soy.
¿No es gracioso? La posibilidad existió y la tomamos, ambos dos.
Y es gracioso también que te guste el rojo, porque tengo un cerrojo pero no una llave.
Esa la tenés vos guardada en el camión, o capaz está en la ducha junto con todos los pelitos que dan lucha dibujando la pared.
Para! No quiero olvidarme de avisarte que yo también sabía quien eras.
Yo también se quien sos.
Mi cuerpo te aclama y pide a gritos que me aplastes un poquito; que te retuerzas bajo mis brazos y volemos a otro plano. A cualquier lugar, en cualquier momento.
Mientras sea con Amor, que sea en cualquier lado.
Ya sabés, el tiempo es cíclico.
Esto es una repetición de toda acción ya ejercida en nuestro nombre.
Nuestro.
¿No suena fascinante?
Nuestro.
Porque al fin y al cabo, eso es todo lo que quiero, que todo el mundo sea nuestro.
Y es que todo esto que hoy siento, ya estaba muy adentro.
Se coló por las ventanas como sol a la mañana dándome en la cara; tu corazón se hinchaba e hinchaba y le gustaba estar ahí.
Yo hago nido entre suspiros, y rezos y decretos.
La punta de tu nariz me sonrió y susurró: "buenos días; buenas tardes; buenas noches". Cruzar charcos en barco, o caminando sobre el agua para tropezarme con tus ojos y volver al lugar donde empezó todo.
Porque ya lo hablamos, el tiempo es cíclico; y vos y yo ya vivimos todo todo todo y lo más lindo es volver a elegirlo.
Volver a elegirnos.
La magia está en el encuentro de tus pies y mi cocina.
Magia es la chispa entre tu piel y la mía.
Magia sos vos irrumpiendo en mi vida.
Diría que atinaste cuando me aceptaste, y capaz sin darte cuenta, empezaste a trenzar amor en mi pelo largo.