Desde que empezó el año aprendí que
Del otro lado del mundo
No necesariamente significa del otro lado de tu cama.
Pero mis lunares siguen estando en todos los lugares
que memorizaste a ojos cerrados.
Y me atrevo a decir que tus canas también, y
que hoy seguramente ocupan más espacio.
La independencia tiene más sabor a desarraigo
que a aventura, pero igual lo intentás.
Igual lo intento, estoy acá.
Y vos estás allá y es verano de nuevo,
pero la ruta nos recuerda que todo es un juego,
que experimentarla desde otros ojos
es menester en esta vida
de desencuentros y reencuentros.
Enamorarse es pensar miles de posibles desenlaces;
es moldear una nueva religión con un Dios
tan falible como el corazón de plastilina
que habita entre medio de todas mis costillas.
Y es que nunca pensaste que acarreo
debajo de las uñas a cada ser
que alguna vez tuve entre mis manos;
como tampoco sospechaste la profundidad
de la respuesta que pendía de mi risa
cuando me preguntaste: ¿Siempre fuiste así?
Solo la violencia te vuelve suave,
solo la intimidad te vuelve vulnerable.